La lluvia en el pinar /Gabriele D’Annunzio

" La lluvia en el pinar " 2021, acuarela y lápiz, ( 32 x 23 ) María Jesús Pérez Vilar.

La lluvia en el pinar / Gabriele D’Annunzio


Calla. En las lindes
del bosque no oigo
palabras que dices,
humanas; pero oigo
palabras más nuevas
que pronuncian gotas y hojas lejanas.
Escucha. Llueve
de las nubes dispersas.
Llueve sobre los tamarindos
salobres y resecos,
llueve sobre los pinos
escamosos e hirsutos,
llueve sobre los mirtos divinos,
sobre las retamas refulgentes
de racimos de flores,
sobre los enebros tupidos
de bayas perfumadas,
llueve sobre nuestros rostros silvestres,
llueve sobre nuestras manos desnudas,
sobre nuestras ropas ligeras,
sobre los frescos pensamientos
que el alma deja traslucir, nueva,
sobre el bello cuento de hadas
 que ayer te engañó, que hoy me engaña,
oh Hermíone.

¿Oyes? La lluvia cae sobre la solitaria
vegetación con un crepitar que dura
y varía en el aire según las frondas
más ralas, menos ralas.
Escucha. Responde al llanto el canto
de las cigarras
a las que el llanto austral no asusta,
ni el cielo ceniciento.
Y el pino tiene un sonido, y el mirto
otro sonido, y el enebro otro más,
 instrumentos diversos
bajo innumerables dedos.
E inmersos estamos en el espíritu
del bosque,
de arbórea vida vivientes;
y tu rostro ebrio está blando de lluvia
como una hoja,
y tus cabellos perfuman como
las claras retamas,
oh criatura terrestre
que tienes por nombre
Hermíone.

Detalle central " La lluvia sobre tus tus pestañas " 2021. María Jesús Pérez Vilar


Escucha, escucha. El acorde
de las aéreas cigarras
cada vez más sordo
se vuelve bajo el llanto que crece;
pero se mezcla con él un canto
más ronco
que desde allá abajo sube,
de la húmeda sombra remota.
Más sordo y más débil
se distiende, se apaga.
Sólo una nota aún tiembla, se apaga,
resurge, tiembla, se apaga.
La voz del mar no se oye.
Ahora se oye sobre toda la fronda
retumbar la plateada lluvia
que purifica,
el retumbar que varía
según es la fronda
más tupida, menos tupida.
Escucha.
La hija del aire
ha enmudecido; pero la hija
del limo, lejana,
la rana,
canta en la sombra más honda,
¡quién sabe dónde, quién sabe dónde!
Y llueve sobre tus pestañas,
Hermíone.

Llueve sobre tus pestañas negras
de modo tal que parece que lloras
pero de placer; no blanca
sino casi reverdecida,
como salida de una corteza.
Y toda la vida es en nosotros fresca,
perfumada,
el corazón en el pecho es como un durazno
intacto,
entre los párpados, los ojos
son como manantiales entre la hierba,
los dientes en los alvéolos
son como almendras amargas.
Y vamos de maleza en maleza,
o unidos o separados
(y el verde vigor rudo
nos enlaza los tobillos,
nos entrevera las rodillas),
¡quién sabe dónde, quién sabe dónde!
Y llueve sobre nuestros rostros silvestres,
llueve sobre nuestras manos desnudas,
sobre nuestras ropas ligeras,
sobre los frescos pensamientos
que el alma deja traslucir,
nueva,
sobre el bello cuento de hadas que ayer
que te engañó, que hoy me engaña,
oh Hermíone.

Gabriele D’Annunzio


Doscientos años de Charles Baudelaire

 

Copa  Cavafis , acrïlico / lienzo; Maria Jesús Pérez Vilar

Hoy 9 de abril de 1821 se cumplen los doscientos años del nacimiento en París de CHARLES BAUDELAIRE

          Embriáguense / CHARLES  BAUDELAIRE

"Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse! Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, ¡embriáguense¡embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud,como mejor les parezca."                         



CHARLES   BAUDELAIRE (1821-1867)

"¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! ¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo!"



    

Oda a una urna griega, Keats


"A una urna griega", 2020, María Jesús Pérez Vilar. 

Oda a una urna griega / John Keats

Tú, ¡novia aún intacta de la tranquilidad!
¡Tú, hija adoptiva del silencio y del tardo tiempo,
historiadora selvática, que puedes expresar
un cuento adornado con mayor dulzura que nuestra rima!
¿Qué leyenda con guirnaldas de hojas ronda tu forma
de deidades o mortales, o de ambos,
en Tempe o en las cañadas de Arcadia?
¿Qué hombres o dioses son ésos? ¿Qué doncellas reacias?
¿Qué loco propósito? ¿Qué lucha por escapar?
¿Qué caramillos y panderos? ¿Qué loco éxtasis? 

II

Las melodías conocidas dulces son, pero las desconocidas
aún son más dulces; así vosotros, suaves caramillos, tocad:
no para el oído sensible, sino, más queridos,
tocad para el espíritu cantinelas sin tono.
Hermosa juventud, debajo de los árboles no puedes dejar
tu canción, ni nunca esos árboles quedarse dormidos;
atrevido amante, nunca, nunca podrás besar,
aunque triunfante estés a un paso de la meta, pero no te lamentes,
ella no se desvanecerá, aunque tú no tengas tu deleite,
¡pues por siempre amarás y hermosa ella será!

"A una urna griega", 2020, María Jesús Pérez Vilar, ( detalle)

III

¡Oh, alegres ramas que no podéis arrojar
vuestras hojas, ni despediros de la primavera;
y feliz músico, infatigable,
siempre tocando canciones por siempre nuevas!
¡Amor más feliz! ¡Más feliz, feliz amor!
Siempre cálido y aún por gozar,
siempre anhelante y por siempre joven:
respirando muy por encima de la pasión humana,
que deja el corazón muy triste y hastiado,
frente enfebrecida y lengua agostada. 

IV

¿Quiénes se acercan al sacrificio?
¿A qué verde altar, oh misterioso sacerdote,
llevas esa vaquilla que muge al cielo,
con sus sedosos flancos con guirnaldas adornados?
¿Qué pueblecillo junto al río o la costa marina,
o construido en la montaña, con pacífica ciudadela,
se ha quedado vacío de su gente, esta piadosa mañana?
Y, pueblecillo, tus calles para siempre
estarán en silencio y ni alma que diga
por qué estás desierto, podrá regresar nunca.

"A una urna griega", 2020, María Jesús Pérez Vilar, ( detalle )

V

¡Oh forma ática! ¡Bella actitud! Con guirnaldas
de marmóreos hombres y doncellas muy bien tallados,
con ramas de bosques y la hierba hollada;
tú, forma callada, nos tientas al pensamiento
de igual forma que la eternidad: ¡fría égloga!
Cuando la vejez desgaste esta generación,
tú seguirás en medio de otro dolor,
que no el nuestro, amiga del hombre, a quien dices:
“la belleza es la verdad, la verdad belleza”; esto es todo
lo que sabes de la tierra, y todo lo que saber necesitas.

"A una urna griega", 2020, María Jesús Pérez Vilar, 
"A urna griega", es uno de los dibujos que dediqué al poema de Keats que siempre me deslumbró, es una oda  que hace una reflexión sobre la temporalidad del hombre en comparación con la inmortalidad de la belleza. Acuarela / papel. ( 23 x 32). @MJPEREZVILAR
Dibujo del jarrón de Sosibios John Keats
Dibujo del jarrón de Sosibios John Keats 

John Keats ( 1819)